Lo siento, Naturaleza, pero el hombre ya te ha superado.
Tiene océanos más profundos que los tuyos,
Desiertos más inmensos, áridos y yermos que los que tienes,
Inviernos más fríos y crudos.
Su ira puede ser más destructiva que un tornado
Y su intelecto ha creado más que tus hormigas;
Su amor puede ser tan tierno como tus amaneceres
Y su deseo más ardiente que la lava de tus volcanes.
Mas, tú estás sujeta a los cambios climáticos,
Condiciones atmosféricas,
Inclemencias que tú misma causas.
Y el hombre, por su parte
Puede con su sensatez controlar su ira,
Con sus amigos salir del profundo océano de la depresión;
Y paradójicamente no puede controlarse a sí mismo, pues
No tiene control mientras ama sin medida,
Así como tampoco puede controlar su curiosidad
Que tan cara te ha salido.
El hombre ahora te reta a una contienda
En la que se juega la vida
Pero se disputa La Vida.
Tiene océanos más profundos que los tuyos,
Desiertos más inmensos, áridos y yermos que los que tienes,
Inviernos más fríos y crudos.
Su ira puede ser más destructiva que un tornado
Y su intelecto ha creado más que tus hormigas;
Su amor puede ser tan tierno como tus amaneceres
Y su deseo más ardiente que la lava de tus volcanes.
Mas, tú estás sujeta a los cambios climáticos,
Condiciones atmosféricas,
Inclemencias que tú misma causas.
Y el hombre, por su parte
Puede con su sensatez controlar su ira,
Con sus amigos salir del profundo océano de la depresión;
Y paradójicamente no puede controlarse a sí mismo, pues
No tiene control mientras ama sin medida,
Así como tampoco puede controlar su curiosidad
Que tan cara te ha salido.
El hombre ahora te reta a una contienda
En la que se juega la vida
Pero se disputa La Vida.
Darío Alafita Pérez